Elegir libremente al médico y a los profesionales de la salud, por quienes desea ser tratado dentro de los recursos disponibles.
Disfrutar de una comunicación plena y clara con el médico.
Recibir un trato digno, respetando sus creencias y costumbres.
Que la información relativa a su historia clínica se conserve de manera confidencial y secreta y que sólo con su autorización pueda ser conocida.
Revisar y recibir explicaciones acerca de los costos por los servicios obtenidos.
Ser atendido con amabilidad, seguridad, puntualidad y consideración.
Ser recibido en espacios adecuados, cómodos agradables y que no revistan riesgos.
El paciente tiene derecho a ser identificado por su nombre, a recibir un trato digno, amable y cortés.
Ser protegido en su integridad física, proporcionándole al usuario los medios adecuados y disponibles para evitar cualquier incidente.
A que sus sentimientos sean respetados (y no vulnerados).
A manifestar su voluntad y consentimiento para aceptar y participar en su proceso de atención.
A ser atendido por personal idóneo, con los suficientes conocimientos y destrezas.
A ser referido a los profesionales o entidades que puedan atenderlo correctamente, cuando el Instituto no disponga de los medios indispensables para ello, o por razones administrativas.
A que se elabore y conserve una historia clínica integra, veraz y legible como instrumento para coordinar, facilitar y evaluar su atención.
Recibir instrucciones previas e información amplia y suficiente sobre los productos y servicios.
Recibir atención con tecnología que minimice el riesgo.
A que se le expidan los certificados que requiera, sobre su estado de salud, por disposición legal o reglamentario.
Aceptar o no el tratamiento médico.
Que se le expida copia de la historia clínica cuando él mismo lo solicite, una entidad de salud, o un juez lo exijan.
Participar en la asociación de usuarios.